Zeltia es una vaca muy mayor. Lleva en su piel grabada a fuego la explotación: el número 57 que la identificaba como propiedad de alguien.

Un alguien que cuando vio que Zeltia se hacía mayor, enfermaba y necesitaba ayuda, la dejó para morir en un campo a la vista de todo el mundo que por allí pasaba.

Y todo un pueblo se compadeció de su estado. Ay, ojalá los mataderos tuvieran paredes de cristal y se encontraran en lugares céntricos. Os aseguramos que mucha más gente se negaría a comer el cuerpo muerto de otro animal.

Gracias a la implicación de la ciudadanía y de la protectora @Proxecto Gato se pudo rescatar a Zeltia que, en cuanto se sostuvo en pie con un poco de comida y cuidados, vino a vivir su jubilación a Vacaloura.

Y aquí recibe el trato cuidadoso y respetuoso que siempre tuvo que haber recibido. Le gusta mucho la comida y, a pesar de que come y come todo el día, no gana ni un gramo de peso. La pobre sufre muchas diarreas y su cuerpo ya no asimila bien los nutrientes.

Aún así es feliz y disfruta los mimos sólo cuando le da la gana. Cuando no los quiere, ofrece pequeñas cornadas para comunicarlo.

Su mejor amigo es el poni Migueliño, le gusta dormir a su lado y lamerlo todo de arriba a abajo. Qué bonito, en la última etapa de la vida, encontrar una amistad así!!