Miguel

equinos
Vivía en una finca okupada
Estuvo a punto de morir de inanición
Es el más solitario de les equines del Santuario
Le gusta jugar a veces con Fuyu

Miguel vivía con Noelia, la yegua, y con 3 perros más en una finca okupada.
Pasaban muchísima sed y hambre, pues en la finca no había agua corriente, solo una bañera que se llenaba con la lluvia y que permanecía vacía en las épocas de sequía. Casi nunca iban a echarles de comer y en la pequeña finca ya no crecía una sola hierba.

Uno de los perros se escapó de aquel terrorífico lugar pero acabó atropellado en las vías del tren. Otro de los perros, desesperado, se comió al más pequeño de elles, pero igualmente murió de hambre, con la cadena tensa, intentando acercarse a los restos mortales de su compañero para poder alimentarse.
Noelia y Miguel también sufrían los efectos de la inanición y de la sed. Con un peso muy bajo, dermatitis en la piel, otitis y conjuntivitis sus riñones e hígados se consumían por la falta de alimento y agua.

Aún que se intentó por vía administrativa y judicial que nos cedieran a estes 2 supervivientes, las autoridades no respondían mientras sus cuerpos se iban consumiendo y la situación se volvía cada vez más insostenible.
Por suerte, con su propietario en la cárcel con causas pendientes por violencia de género y por maltrato animal, conseguimos que a su pareja sentimental, en la que recaía su cuidado ante la ausencia de su pareja y que no tenía medios para hacer frente a esta responsabilidad, nos cedió a los animales y, de esa forma, su vida se pudo salvar.
Hoy viven en el santuario y recuperaron por completo su peso y su salud.

Miguel es un poni tranquilo y afable, no le gustan los protagonismos pero no dice que no a un mimo. Dentro de les equines que viven en Vacaloura quizá sea el más solitario, quizá el terror vivido dejó un ronsel de melancolía en su personalidad que solo se irá desvaneciendo con el paso del tiempo. Menos mal que el pony Fuyu está ahí para sacarlo a veces de su soledad con sus juegos.